Escribir
esta reseña me resulta muy difícil, pues cuando a alguien le coges cariño y se tiene que marchar, cuesta despedirse de ella.
Hoy los
profesores hemos tenido un almuerzo con sor Esperanza para decirnos que se
marcha a Zamora a una residencia que tienen allí para las hermanas mayores.
Sabemos que allí estará muy bien y tendrá más comodidades; sin embargo, no
podremos olvidar sus más de veinte años en nuestro pueblo, que era ya un
poquito de ella también y que siempre recordará allí donde vaya.
Todos
conocemos a sor Esperanza; algunos cuando estaba en la portería y tenían que ir
a pedir algo, o habían llegado tarde; otros por los paseos que daba por el
pueblo; sobre todo, por el camino de la Virgen.
También
desde el principio se ocupó de la cocina y decir que es una buena cocinera, ¡sus
tortillas de patatas estaban riquísimas! Pero lo cierto es que se ha hecho
mayor, unos ochenta y tantos (no digo la edad por si se molesta) y necesita
descansar y que sean otros los que se ocupen de atenderla.
Sor
Esperanza es una persona cercana, cariñosa y dulce. Todos los niños se
acercaban a preguntarle cómo estaba. En ocasiones los mayores discutían por ir
a darle la tarjeta de invitación a su graduación: ¡Yo voy a la cocina!
Personalmente
la conozco desde que vino a Caudete, a un pueblo que ha sabido ganarse el
cariño de todos, no solo de los profesores, padres y alumnos, sino también de
personas que sin conocerla se paraban a preguntar cómo estaba, si necesitaba algo…
En estos
últimos años los paseos eran más cortos, pero sí que le gustaba salir al patio
para ver a los niños jugar y tomar el sol. También en los bancos del camino de
la Virgen donde siempre había alguien que se paraba para interesarse por ella.
Sabemos que
se va para tener mayor calidad de vida, pues aquí últimamente las escaleras
eran un suplicio para ella. Deseamos que allí donde vaya encuentre tanto cariño
como ella nos dio.
Esperanza te
vamos a echar de menos, pues nos habíamos acostumbrado a tener un abrazo cada
vez que nos veías, o cuando sabías que no estábamos bien, siempre venias a
darnos un beso y mucho ánimo, y te preocupabas mucho de nosotros.
Sor
Esperanza GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS…
porque nos han enseñado a ser humildes, sencillos, cercanos…
Te
llevaremos en nuestros corazones. ¡HASTA SIEMPRE!
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