6 de enero de 2015
Querido alumno
del colegio Amor de Dios:
Este año hemos
pasado por el cole y hemos visto que está muy bonito. Habéis hecho unos
trabajos excelentes, por eso allí hemos dejado:
ALEGRÍA.
Ya sabemos que, en muchas ocasiones, avanzas cabizbajo y triste. Que te
preocupa la situación de tu entorno y del mismo mundo. La alegría, aunque sea
un bien escaso, viene por un gran torrente que se da en las personas buenas.
VALOR. En
varios momentos, la rectitud, se convierte en enemiga del pillaje. Ante la
debilidad o la incertidumbre te vendrá bien para hacerles frente.
FE. Al entrar
en las casas para dejar los regalos hemos
percibido una cosa: el hombre está tremendamente solitario. En un rincón
te hemos dejado “fe”. Te garantizamos que, con ella, nunca te encontrarás solo.
AMOR.
Por experiencia, aunque seamos reyes, sabemos que, quien ama, sufre. También,
en propias carnes, para llegar hasta Belén tuvimos que esquivar varios
inconvenientes. Luego vimos que, el amor, lo multiplica y satisface todo.
SENSIBILIDAD.
Constatamos que, por diversas causas, en el mundo se llora mucho pero, a veces,
las lágrimas se quedan sólo en eso. La sensibilidad que te traemos, tal vez, no
te hará llorar pero sí te empujará a trabajar en contra de aquello que
consideres injusto.
LA VERDAD. No
te dejes vencer por las verdades a medias que son grandes mentiras. El decir
las cosas a la cara puede llevar a un gran disgusto. El no decir la verdad
puede generar un maremoto de complicaciones.
SINCERIDAD. Ya
sabemos que muchos dicen que “hay que ser sinceros”. Pero ser sincero no es lo
mismo que abrir el corazón. A veces, en nombre de la sinceridad, sólo se busca
el hacer daño buscando la debilidad del otro. Cuando hables… piensa lo que
dices y, si de verdad, es sentimiento noble de tu corazón.
Nos ha costado entrar en tu casa.
Hemos comprobado que, prácticamente, tenías de todo. Por ello mismo, y visto lo
visto, te damos lo que –sin ella- nada de lo que posees te dará la felicidad: SALUD. Con ella disfrutarás, incluso,
de lo que no tienes. Sin ella, hasta la mayor riqueza te producirá ansiedad y
desdicha.
Si buscas hoy, en el fondo de tu
corazón, verás que te hemos puesto un nombre: DIOS. Nos extraña tanto que haya personas que dicen ser sus hijos,
pero, por otro lado, les cuesta dar la cara por Él. Es el regalo del que más
nos cuesta desprendernos. Aprovéchalo.
Cuando te encuentres airado,
violento, fuera de ti mismo, sube a lo más alto de la capilla, al coro. Allá
arriba, en un rincón, hemos dejado el don de la PAZ. Ella, por ser una meta difícil de alcanzar y puesta en lo más
alto de la cumbre, te hará erguir tu cabeza para pedírsela a Dios.
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