Fue por este último medio que Janell contó que su
hijo mayor, Gregory, llevaba casi un año pidiéndole que le comprara un
iPhone .
Janell reflexionó, y dado que es consciente de la
responsabilidad que exige el uso de la tecnología y de los riesgos que
conlleva, decidió hacerle firmar un contrato al menor para regalárselo
por Navidad.
A cambio de este regalo, que según indica la madre en su blog lo merecía, le impuso un contrato con 18 cláusulas:
1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
2. Yo siempre sabré la contraseña.
3. Si suena, atiende. Di «hola». Sé educado. Atiende siempre, siempre, la llamada de mamá y papá.
4. Entrega el teléfono a mamá o a papá a las 7:30 de
la mañana cada día de colegio y a las 9:00 de la tarde durante el fin de
semana. Estará apagado toda la noche y se volverá a encender a las 7:30
de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de alguien, porque
pueden responder sus padres, tampoco llames o envíes mensajes al móvil.
Respeta a las otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.
5. No te llevarás el iPhone a la escuela. Conversa y
habla con la gente y con tus amigos en persona. Los días de media
jornada, las excursiones y las actividades extraescolares requerirán
consideraciones especiales.
6. Si el iPhone se cae, se golpea o se estropea, tú
eres el responsable. Por tanto, asumirás los costos de la sustitución o
de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu cumpleaños o realiza
otros trabajos: corta el césped, haz de canguro... Si el iPhone se
rompe, tendrás que estar preparado.
7. No uses el iPhone para mentir, hacer tonterías o
engañar a otro ser humano. No te involucres en conversaciones que sean
dañinas para los demás. Sé un buen amigo.
8. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas nada a través del iPhone que no dirías en persona.
9. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas a
alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia de sus padres.
Autocensúrate.
10. Nada de pornografía. Busca en la web información
que compartirías abiertamente conmigo. Si tienes alguna duda sobre
algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.
11. Apágalo o siléncialo cuando te encuentres en
lugares públicos. Especialmente en restaurantes, en el cine o mientras
hablas con otra persona. No eres una persona maleducada, no dejes que el
iPhone cambie eso.
12. No envíes ni recibas imágenes íntimas tuyas ni
de otras personas. No te rías. Algún día estarás tentado de hacerlo, a
pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede arruinar tu vida de
adolescente, joven y adulto. Es siempre una mala idea. El ciberespacio
es más poderoso que tú. Y es difícil hacer que algo de esa magnitud
desaparezca, incluyendo una mala reputación.
13. No hagas millones de fotos o vídeos. No hay
necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias. Quedarán almacenas
en tu memoria para toda la eternidad.
14. A veces conviene dejar el iPhone en casa.
Sentite seguro de esa decisión. No es un ser vivo ni una ninguna
extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el
miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre conectado.
15. Bájate música que sea nueva o clásica o
diferente de la que millones de chicos como tú escuchan, que es siempre
lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la música mayor que cualquier
otra de la historia. Aprovécha ese don. Expande tus horizontes.
16. De vez en cuando puedes jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.
17. Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que
te rodea. Mira por la ventana. Escucha a los pájaros. Date un paseo.
Habla con un desconocido. Pregúntate si es necesario buscar en Google.
18. Meterás la pata. Te quitaré el teléfono. Nos
sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo
siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos en esto.
El resultado luego de un año de contrato
Janell escribió un artículo en The Huffingon Post admitiendo que el contrato funcionaba, aunque no había sido fácil. Como ella esperaba, le tuvo que retirar el teléfono y empezar de nuevo. Pero los resultados han sido positivos: ella ha aprendido, gracias a su hijo, sobre nuevas aplicaciones y redes sociales. Aunque no es lo más importante: La familia se ha convertido en usuarios responsables de la tecnología.
Janell escribió un artículo en The Huffingon Post admitiendo que el contrato funcionaba, aunque no había sido fácil. Como ella esperaba, le tuvo que retirar el teléfono y empezar de nuevo. Pero los resultados han sido positivos: ella ha aprendido, gracias a su hijo, sobre nuevas aplicaciones y redes sociales. Aunque no es lo más importante: La familia se ha convertido en usuarios responsables de la tecnología.
Janell brinda una conclusión final, que parece
animar a otros familias. «La tecnología es una hermosa herramienta,
emocionante, de nuestro mundo. Deja que sea divertido, que sea una
herramienta social, creativa y expansiva. Gregory sabe que nunca podrá
sustituir la lectura de un libro o un café con un amigo o un paseo por
el bosque, pero ambas cosas puede coexistir».
Ahora es el turno de su hija, que ya le está
pidiendo su iPhone a cambio del contrato. «¡Bueno, eso no lo vi venir!
-dice en el post-¡Pero me lo llevo!».
Cabe señalar que Janell Burley Hofmann conduce un
movimiento que pretende educar en el uso responsable de las nuevas
tecnologías en la familia..
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