Caen las hojas del calendario y ya pronto estrenaremos
uno nuevo con bonitas ilustraciones que acompañen el año 2014.
Cada día tachado en el calendario tuvo una
historia, un proyecto, una alegría o una decepción. Cada cruz revela el
tiempo pasado, los buenos momentos, las metas alcanzadas y las que aún nos
quedan por alcanzar.
Cada hoja arrancada pasa una página más del libro de
la vida que progresivamente vamos escribiendo. Al final de este año, descubrimos
lo que conseguimos, las esperanzas puestas en proyectos sencillos pero a la vez
cargados de esfuerzo y tesón.
Descubrimos las veces que amamos y
las que dejamos de amar al hermano que
más cercano teníamos.
Descubrimos los grandes pasos dados por alcanzar
utopías y las veces que la desilusión se apoderó de nosotros.
Descubrimos la importancia de ser nosotros
mismos y las ocasiones en las que el miedo nos replegó e intimidó.
Descubrimos la grandeza de la amistad, la importancia
de tener buenos amigos con los que poder compartir lo que somos y tenemos.
Descubrimos la importancia de lo vivido, lo
bueno y lo menos bueno, porque en todo ello Dios iba escribiendo y marcando una
pauta.
Ha habido días que hubiéramos preferido que no
existiesen, pero también ha habido muchos más días en los que la vida se ha
mostrado como un bello camino a seguir, con sus piedras y
tropiezos, pero con un Dios que SIEMPRE ha estado PRESENTE.
Ese
Dios ha ido tachando cada día, ha arrancado las hojas a nuestro lado y ha sonreído con cada logro alcanzado.
El calendario nuevo de este año tiene unos preciosos
paisajes que lo embellecen, unos paisajes que nos recuerdan la grandeza del mundo
en el que vivimos y de nuestro pequeño mundo en el que nosotros, nuestras circunstancias, los acontecimientos, las
personas... caminan junto a nosotros y
vivirán cada día del 2014 como un gran regalo que Dios nos dará cada amanecer.
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