La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Caudete en colaboración con la Biblioteca Pública Municipal Ana María Matute organizó el XVII Certamen Literario Evaristo Bañón.
Nuestros escolares participaron en
todas las categorías. Resultando premiados los alumnos Julia Serrano Sánchez de
3º de Educación Primaria y David Marco Alberto de 4º de Educación Primaria.
Julia obtuvo
el primer premio de narrativa dotado de 90 € en material escolar por su obra
titulada :
EL CAJÓN MISTERIOSO
Érase una vez un niño llamado Andrés, que vivía en un
pequeño pueblecito en el que había un único colegio llamado Cervantes, al que
iban Andrés y todos sus amigos. Allí se divertían imaginando e inventando
divertidas fantasías.
Andrés vestía con una camiseta verde, pantalón
vaquero, zapatillas marrones y un reloj amarillo. Tenía los ojos azules, era
muy sonriente, amable y muy cariñoso.
Un día su madre le pidió que buscara sus guantes en
una vieja cómoda, él fue a buscarlos, y vio todos los cajones llenos menos uno.
Andrés se le ocurrió guardar su bonito reloj amarillo
en el inmenso y hondo cajón vacío. Su sorpresa fue cuando volvió a buscarlo,
los relojes se habían multiplicado, todos idénticos y de color amarillo.
Luego, guardó sus gafas, después sus canicas y así
estuvo probando con muchas de sus cosas, y el resultado era siempre el mismo.
Hasta que un día, el niño pensó que si eso sucedía con
su juguete más preciado, sería maravilloso. Sin dudarlo, dejo su Nintendo en el
interior del cajón y lo cerro con rapidez, pero sucedió todo lo contrario, la
maquinita había desaparecido. Inclino el cuerpo buscándola y se coló dentro.
Fue a parar hasta un pintoresco bosque y contempló asombrado como todas sus
cosas estaban bajo un frondoso árbol.
Andrés rompió a llorar angustiado porque no sabía cómo
volver a casa, en ese momento apareció un
duende con un pequeño cajón bajo el brazo y le preguntó por qué estaba
tan triste, Andrés le contó todo lo que había sucedido, entonces el duende le
pidió que si creía en la magia, cerrara los ojos y metiese la mano en el
pequeño cajón formulando su deseo de regresar.
Cuando abrió los ojos estaba en el cuarto de sus
padres, con el cajoncito entre las manos.
Agotado se quedó dormido con el único deseo de guardar
en el cajoncito sus pequeños tesoros.
Cuando el padre de Andrés volvió del trabajo, entró en
la habitación y lo despertó con un beso, el niño pensó que todo había sido un
sueño hasta que su padre le preguntó que objeto era el que tenía entre sus
manos. Andrés le contesto que era el recuerdo de una fantástica aventura que
había vivido.
El padre sintió curiosidad por el relato que había
escuchado y abrió el misterioso cajón de la vieja cómoda. Ante sus ojos
apareció una carta que decía:
“En mí tus secretos guardaras y en la magia creerás.
Tus deseos se cumplirán pero de cosas materiales no serán”.
Desde entonces Andrés y su padre escriben bonitas
historias sobre magia y las guardan en el viejo cajón de la cómoda, que nunca
más volvió a estar vacío sino lleno de bonitas fantasías de un padre y un hijo.
David tuvo el
premio de poesía en su categoría con un premio también de 90 € en material
escolar. Su obra la tituló:
LA ORQUESTA Y LA BANDA
En
la orquesta hay violines
tocando
no desafines.
En
la orquesta hay violas
que
tocan las olas.
En
la orquesta hay contrabajos
los
que los tocan no son bajos.
En
la orquesta hay violonchelos
que
se toman unos caramelos.
En
la orquesta hay un director
que
también es un conductor.
Todos
somos una orquesta
y
ni uno la detesta.
En
la banda hay saxofones
que
saludan a los trombones.
En
la banda hay flautas
que
miran las pautas.
En
la banda hay un clarinete
que
juega en el Albacete.
En
la banda hay trompas
que
parecen que hinchan pompas.
En
la banda hay un oboe
que
lo toca mi amigo Noe.
En
la banda hay tubas
que
se toman unas uvas.
En
la banda hay trompetas
que
se quitan las caretas.
En
la banda hay una caja china
que
la toca mi amiga Joaquina.
En
la banda hay un cencerro
también
lleva uno el perro.
En
la banda hay un güiro
que
da un giro.
En
la banda hay maracas
que
las toca el de Caracas.
En
la banda hay cabasa
que
el que la toca la pasa.
En
la banda hay triángulos
que
cogen los ángulos.
En
la banda hay panderos
que
se parecen a unos ceros.
En
la banda hay un platillo
que
suena más que un martillo.
Y
la orquesta y la banda son felices
y
comen perdices.
Enhorabuena
a nuestros futuros escritores.
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